Aventuras en Darmstadt (V)

Cuando no hay palabras

Hay momentos en la vida en que todas las sensaciones son tan intensas, están tan enmarañadas, tan mezcladas, hay tantas y en tan poco tiempo que es tarea imposible buscar las palabras precisas para describir lo que está pasando.

Creo que normalmente las personas no somos capaces de disfrutar la felicidad en todo su esplendor en el mismo instante que se presenta, suele ser necesario ver nuestra vida desde la distancia que da el tiempo para poder apreciar lo buenos que fueron ciertos momentos del pasado. Pero hay unas poquitas veces en las que ocurren cosas tan grandes, tan increíbles, que uno es plenamente consciente de lo feliz que es justo en ese mismo instante. Yo estoy ahora en unos de esos momentos. Vivo con la sonrisa en la boca, soy como un niño en un parque de atracciones llamado Alemania, donde cada cosa, desde utilizar la cafetera a ir al supermercado, desde coger un autobús a ir al banco, es nueva y emocionante, donde cada día uno conoce a gente nueva y estupenda, donde los idiomas se mezclan continuamente y uno se levanta pensando en español, se pasa el día hablando en inglés y se duerme tratando de leer folletos en alemán.

Y al mismo tiempo junto a la felicidad está la nostalgia, escondida; hasta que uno recibe algún correo de algún compañero del trabajo en Valladolid, algún amigo te comenta en el blog o alguna mama te manda un mensaje; y entonces aparece, la sensación de que se han dejado lejos tantas cosas y sobre todo tanta gente, tantos amigos. Lo peor de la nostalgia es que suele venir acompañada de esa sensación de que las cosas se le escapan a uno de las manos, del miedo a olvidarse de toda aquella gente que, como dice una canción de 'Ella Baila Sola', con más o menos suerte han pasado por mi vida.

Pero todo lo anterior es sólo el principio de un extraño cocktail donde hay un poco de todo. Tantas cosas, tan poco tiempo. Me parece que todo va demasiado rápido, me gustaría que después de cada día hubiera otro absolutamente en blanco para poder asimilar todo lo que pasó el día anterior. Y al mismo tiempo hay tanta incertidumbre, tanto hueco que llenar, he llegado donde quería y por primera vez en muchos años no hay un "cuando" (cuando acabe las asignaturas, cuando acabe el proyecto, cuando vaya a trabajar fuera...), sólo un ahora, mañana ya se verá.

Darmstadt, 29 de Mayo de 2006